Economía y salud, de Norberto Lembo: cómo mantener a la población tan sana como sea posible

Economía y salud, de Norberto Lembo: cómo mantener a la población tan sana como sea posible

En 2005, Norberto Lembo junto a Jorge E. Califano escribieron un libro imprescindible para comprender el complejo entramado que sostiene el sistema de salud en la Argentina y su relación con la economía nacional. Acá reseñamos brevemente algunos conceptos clave de este libro que, todavía hoy, goza de enorme vigencia.

El camino hacia el concepto de salud pública

De acuerdo con Economía y Salud, de Norberto Lembo y Jorge E. Califano, dentro de los hitos históricos más importantes con respecto a la concepción de salud, podemos mencionar dos, que son determinantes y relativamente próximos en términos temporales:

  1. A fines del siglo xix, la enfermedad en Europa pasa de ser un problema individual a uno de carácter comunitario; en este sentido, influye la consolidación de las disciplinas científicas sociales, tales como la sociología.
  2. Hacia el término de la Segunda Guerra Mundial, el concepto clave de enfermedad da paso a la formulación estricta de lo que se entiende por salud.

En 1948, la Organización Mundial de la Salud (OMS), definió el tema en cuestión en los siguientes términos: «La salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social y no simplemente la ausencia de afecciones o enfermedades».

Lembo Economía y Salud
Uno de los autores de Economía y Salud, Norberto Lembo

 

De este modo, se superó el criterio somático aplicado hasta entonces. Así, pues, se dejó de lado una noción organicista y fisiológica para pasar a considerar la sanidad de una persona de acuerdo con un estado de bienestar integral, de acuerdo con sus componentes físico, mental, espiritual y social, teniendo en cuenta sus relaciones interpersonales y su vínculo con la sociedad en conjunto.

Esta transformación, permitió que, en la medida en que la salud del individuo atañe a la sociedad, el Estado se convierta en el principal garante de esta condición de cada ciudadano. En consecuencia, el Estado tiene el deber de accionar determinados mecanismos para elevar el sistema sanitario, asegurar la cobertura de todos los individuos, estimular la prevención, controlar las enfermedades y/o epidemias, establecer seguros y determinar la modalidad de financiamiento. En suma, la salud es un derecho (Declaración Universal de los Derechos Humanos) y el Estado es su garante.

Más adelante en la evolución del concepto y de su gestión, podemos mencionar otros dos hitos clave: el Pacto Internacional sobre los Derechos Políticos y Sociales (PIDCyP) y el Pacto Internacional sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC). Los derechos implicados en el PIDCyP son los llamados de libertades negativas, tales como la libertad de expresión y el derecho al voto; mientras que en el PIDESC se involucran las denominadas libertades positivas, como el derecho a la alimentación, el derecho al trabajo y el derecho a la salud.

Tapa de Economía y Salud, de Norberto Lembo y Jorge E. Califano
Tapa de Economía y Salud, de Norberto Lembo y Jorge E. Califano

 

La Constitución Argentina, por su parte, garantiza el derecho a la salud por estar incluido en su corpus el PIDESC. El artículo 12 de este último define la salud en los siguientes términos: «el derecho que toda persona tiene al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental».

Luego, en 1978, tuvo lugar la Declaración de Alma Ata, que estableció que todos los gobiernos pusieran sus máximos esfuerzos para lograr «Salud para todos en el año 2000» mediante la estrategia de la Atención Médica Primaria. Posteriormente, en 1986, la Carta Ottawa para la promoción de la salud declaró que resulta evidente que el desarrollo de condiciones de vida sana era esencial para todas y cada una de las cuatro áreas básicas de la salud pública: «mejorar el bienestar y la capacidad funcional, prevenir las enfermedades y lesiones, tratar las enfermedades y rehabilitar al discapacitado».

Ya sobre el umbral del la tercera década del siglo xxi, estas ambiciosas metas están lejos de ser alcanzadas en la mayoría de los países del mundo, incluida la Argentina. La salud no está garantizada y, mucho menos, el acceso equitativo a ella.

La solidaridad y la subsidariedad en salud

La solidaridad es el sentimiento que lleva a los hombres a prestarse ayuda mutua. En el campo sanitario, este concepto se utiliza en relación con el financiamiento (solidario) y con las acciones frente a situaciones de emergencia (ayuda solidaria).

El subsidio, en cambio, es la transferencia de dinero o productos desde grupos poblacionales de mayores ingresos a grupos de menores recursos. El nacimiento de la seguridad social convirtió esa transferencia en obligatoria, y el Estado ha debido implementar los mecanismos de transferencia y distribución de esos recursos.

La subsidiariedad puede cumplimentarse mediante dos estrategias: el subsidio a la oferta y el subsidio a la demanda. En el mercado de salud argentino, lo usual ha sido subsidiar a la oferta, como resultado de subordinar la condición de demanda a la de necesidad, considerando en forma paternalista que, en política sanitaria, importa más lo que los profesionales suponen que debe suministrarse que lo que la población puede llegar a requerir.

En cambio, el subsidio a la demanda posibilita transferir recursos a las personas. Y esto les permite acceder sin diferencias a una serie de bienes y de servicios necesarios que, por razones de restricción de renta o de elevado costo, se encuentran excluidas de alcanzar.

Primera aproximación a una solución

Para lograr la eficiencia en el área de salud, Norberto Lembo explica que es necesario optimizar el sistema de gestión operacional, pues la extensión de la cobertura como base de la equidad requiere la remodelación de las estructuras existentes, la adecuada utilización de los recursos humanos y el óptimo gerenciamiento del sistema.

Sinopsis de la contratapa de Economía y Salud, de Norberto Lembo y Jorge E. Califano

Tres variantes determinan la eficiencia en salud:

  1. La eficiencia clínica, que se obtiene combinando adecuadamente la secuencia asistencial para obtener el óptimo de salud del paciente en función de los recursos disponibles.
  2. La eficiencia de la producción de servicios, que se consigue por medio de una adecuada combinación en los procesos de producción, que permiten obtener iguales niveles de salud al menor costo, sumando un componente de calidad al sistema.
  3. La eficiencia económica, que depende de la elección de caminos alternativos de acción que permitan extraer el máximo beneficio de los escasos recursos de que dispone la comunidad, en función del costo de oportunidad que los mismos poseen, a fin de mantener a la población tan sana como sea posible. 

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