Cuando Bill Gates habla, hay que prestar atención por Eduardo J. Vior

Cuando Bill Gates habla, hay que prestar atención por Eduardo J. Vior

Cada vez que anuncia una pandemia, ésta sucede. Más vale prevenirse contra la viruela del mono, porque en su afán por “resetear” el mundo, puede ocurrir un nuevo desastre.

«Se necesitarán probablemente unos mil millones al año para un grupo de trabajo sobre pandemias a nivel de la OMS, que se encargue de la vigilancia y de hacer lo que yo llamo ‘juegos de gérmenes’, en los que se practica… Se dice, ¿qué pasaría si un bioterrorista llevara la viruela a 10 aeropuertos? ¿Cómo respondería el mundo a eso?» (Bill Gates, Sky News, 6 de noviembre de 2021).

Bill Gates anuncia con tiempo cada próximo episodio del programa en curso para diezmar a la humanidad. Esta vez coincidió con la reunión en Davos del Foro Económico Mundial (WEF, por su nombre en inglés), para evaluar el avance del Gran Reajuste Mundial (The Great Reset). También el G7 ha realizado la semana pasada en Berlín una simulación de “pandemia de viruela de leopardo” y sus ministros de salud se han encontrado para discutir “la próxima crisis”. La viruela del mono (todavía) no es una pandemia, pero es llamativo que haya aparecido fuera de África Occidental después de que el fundador de Microsoft la anunció.

Las repetidas coincidencias entre los anuncios de Gates y la aparición de calamidades de origen viral, el avance de la agenda de gobierno tecnocrático de los líderes occidentales, los escándalos por la corrupción y la colusión de los megarricos dueños de los grandes laboratorios con la elite de Washington y la agenda del WEF no pueden ser pura coincidencia. Hay demasiados indicios de que una ínfima oligarquía de hipermillonarios está intentando reorganizar el mundo a costas de la mayoría de los seres humanos. Bill Gates es uno de sus principales exponentes.

Hasta el pasado domingo se contabilizaban unos 120 casos de “viruela del mono” distribuidos por una docena de países en Europa, América del Norte y Australia. Este lunes se confirmó un caso en Argentina. Hasta ahora no se sabe dónde se infectaron los afectados. La enfermedad puede tener un curso severo.

Foto AFP

Foto: AFP

El jueves pasado en una entrevista de Policy Exchange con el presidente del comité de salud británico, Jeremy Hunt, Bill Gates advirtió a los gobiernos que “se preparen para los ataques terroristas de viruela y futuras pandemias” invirtiendo miles de millones en investigación y desarrollo y en lo que llamó una “Fuerza de Tareas” de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según él, países como Estados Unidos y el Reino Unido deben gastar “decenas de miles de millones” de dólares para financiar su propuesta.

Gates sugirió que los “juegos de gérmenes” podrían preparar a las naciones para afrontar acciones de bioterrorismo, como por ej. ataques de viruela en aeropuertos, al tiempo que advirtió que las epidemias provocadas de este modo podrían tener peores efectos que las que resultan de procesos naturales. “Gran parte de la investigación y desarrollo que necesitamos para estar preparados para la próxima pandemia consiste en tener vacunas baratas y grandes fábricas, erradicar la gripe, deshacernos del resfrío común, que las vacunas sean solo un pequeño parche que se coloque en el brazo, cosas que serán increíblemente beneficiosas incluso en los años en que no tengamos pandemias”, dijo.

Por su parte, el presidente norteamericano Joe Biden dijo el domingo 22 que el reciente aumento de casos confirmados de viruela del mono en Europa y Estados Unidos era algo «para preocuparse». El mandatario fue preguntado por la enfermedad mientras hablaba con los periodistas en la base aérea de Osan, en Corea del Sur, antes de despegar hacia Japón en su primer viaje a Asia como presidente. Por su parte, Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, dijo a los periodistas que viajaban con el presidente que EE.UU. tiene un suministro de «vacuna relevante para tratar la viruela del mono» y que Biden se estaba poniendo al día sobre el brote.

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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la viruela del mono, de la misma familia de virus que la viruela, rara vez fue detectada fuera de África. Normalmente, la mayoría de los pacientes de viruela del mono experimentan fiebre, dolores corporales, escalofríos y fatiga. Los casos más graves desarrollan una erupción y lesiones en la cara y las manos que pueden extenderse a otras partes del cuerpo. La enfermedad fue identificada por primera vez por los científicos en 1958, cuando se produjeron dos brotes de una enfermedad «parecida a la viruela» en monos de investigación, de ahí el nombre de viruela del mono. La primera infección humana conocida se produjo en 1970 en un niño de nueve años en una zona remota del Congo. Mientras que el coronavirus SARS-CoV-2, en tanto virus de ARN, es propenso a las mutaciones, la viruela del mono es un virus de ADN, lo que significa que es menos probable que mute, al menos no con tanta frecuencia como el coronavirus.

No se sabe si la viruela del mono se va a convertir en la nueva pandemia, pero sí se puede afirmar que la campaña del miedo impulsada por los medios occidentales sincronizados ya le está salvando la vida a algunas empresas farmacéuticas norteamericanas. SIGA Technologies y Emergent Biosolutions tienen prácticamente el monopolio de las vacunas y tratamientos contra la viruela en el mercado estadounidense y en otros países. Como resultado, las acciones de Emergent Biosolutions subieron un 12% el jueves, mientras que las de SIGA se dispararon un 17,1%.

Para estas empresas el temor a la viruela del mono es un regalo del cielo, especialmente para SIGA, que, como único producto del laboratorio, produce la vacuna TPOXX. Aunque algunos medios han criticado que el aumento del valor bursátil de SIGA Technologies coincida con la reciente preocupación por la viruela del mono, no han prestado atención al hecho de que la empresa es la única pieza que no se está desmoronando en el imperio de Ronald “Ron” Perelman, uno de los «asaltantes de empresas» de la década de 1980 que compraban firmas con bonos basura. Perelman tiene profundos y controvertidos lazos con la familia Clinton y el Partido Demócrata, así como tuvo preocupantes contactos con Jeffery Epstein, el millonario amigo de toda la elite de Washington que murió en prisión acusado de múltiples casos de pedofilia.

Para Perelman, su generosidad con la maquinaria política de los Clinton se tradujo en su nombramiento como miembro del consejo de administración del Kennedy Center en 1995. Es probable que hubiera otros gestos menos públicos por parte de los Clinton relacionadas con el affaire Monica Lewinsky, ya que Perelman ofreció mucho más a la Primera Familia de lo que parece haber recibido a cambio.

Durante la mayor parte de la década de 2000 Perelman se ha sentado en la cima de una enorme y creciente fortuna. Sin embargo, desde 2020, Perelman ha estado descargando activos rápidamente. Según MoneyWeek, su patrimonio neto se redujo de 19.000 millones de dólares en 2018 a 4.200 millones a finales de 2020. Uno de los pocos activos de su propiedad que actualmente no está sufriendo una hemorragia de dinero o una deuda es su participación en SIGA Technologies. La principal empresa de Perelman, MacAndrews & Forbes, ha sido durante mucho tiempo uno de los mayores inversores de SIGA y sigue siendo su mayor accionista, controlando el 33% de todas las acciones.

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En la parte superior de su página de información el laboratorio presenta una cita de Bill Gates que dice: «[…] la próxima epidemia podría originarse en la pantalla del ordenador de un terrorista que pretenda utilizar la ingeniería genética para crear una versión sintética del virus de la viruela […]». La cita es del discurso de Bill Gates en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2017 en la que utilizó la amenaza de la viruela para argumentar que la «seguridad sanitaria» y la «seguridad internacional» deben fusionarse. Consecuentemente, el pasado mes de marzo la misma Conferencia de Seguridad de Múnich acogió una simulación de una pandemia mundial causada por un «virus de la viruela del mono modificado genéticamente.»

SIGA es un ejemplo de empresa que trata de encontrar su nicho entre la «seguridad sanitaria» y la «seguridad internacional». En concreto, ofrece «soluciones para necesidades no cubiertas en el mercado de la seguridad sanitaria, que comprenden contramedidas médicas contra amenazas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares (QBRN), así como enfermedades infecciosas emergentes». En Estados Unidos la mayoría de los contratos de contramedidas médicas QBRN son financiados por el Pentágono.

Aunque se promociona a sí misma como una empresa que aborda el conjunto de dichas amenazas QBRN, SIGA está por ahora centrada exclusivamente en la viruela. De hecho, la empresa sólo es rentable si se da un brote real de viruela, por lo que se ha esforzado por conseguir contratos gubernamentales para producir la vacuna antivariólica TPOXX para la Reserva Nacional Estratégica (SNS). Se trata de una vacuna que sólo sirve para tratar la infección activa de viruela o viruela del mono, por lo cual puede colegirse que la empresa tiene un alto interés en que se difunda masivamente una pandemia de viruela.

TPOXX fue aprobada por la Administración de Alimentos y Drogas (FDA, por su nombre en inglés) por primera vez en 2018 y por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) el pasado mes de enero. La FDA aprobó una versión intravenosa de TPOXX justo el pasado jueves. En total, SIGA ha recibido más de mil millones de dólares del gobierno estadounidense para desarrollar la vacuna.

Actualmente, SIGA está asociada con BARDA (Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado) del Departamento de Salud, con el Departamento de Defensa, los CDC y los NIH (Institutos Nacionales de Salud). Otro socio es Lonza, una empresa europea de fabricación de productos farmacéuticos asociada al Foro Económico Mundial (WEF) y a Moderna.

También Emergent Biosolutions ha estado en apuros. Fundada en 1998 como BioPort por el multimillonario germano-norteamericano Fuad El-Hibri (muerto en 2022), en el año 2000 fue objeto de audiencias en el Congreso y de la acción de la FDA. Después de los ataques con ántrax de 2001, que causaron la muerte de cinco estadounidenses y enfermaron a otros 17, BioPort comenzó a suministrar su vacuna contra el ántrax a las agencias de biodefensa estadounidenses. En junio de 2012, Emergent formó junto con Novartis y el Sistema Universitario de Texas A&M un consorcio para recibir del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos un subsidio por 163 millones de dólares para el período 2013-2020, para ayudar al desarrollo de contramedidas médicas ante epidemias sanitarias, nucleares y radiológicas.

En 2017 la empresa compró a Sanofi Pasteur la vacuna ACAM2000 contra la viruela, la única aprobada por la FDA (2007) para la inmunización activa contra la viruela para las personas con un alto riesgo médico de contraer la enfermedad. Dos años más tarde, el Departamento de Salud y Servicios Humanos firmó con la empresa un contrato por un valor estimado de 2.800 millones de dólares para que proporcione ACAM2000 durante un período de diez años.

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La empresa fue criticada en abril de 2021 por participar en un «encubrimiento» de los problemas de control de calidad relacionados con su producción de vacunas contra el Covid-19 que la llevó a descartar hasta 15 millones de dosis de la vacuna COVID-19 de Johnson & Johnson en un solo lote de fabricación. La planta de Emergent en cuestión fue cerrada entonces por la FDA, pero se le permitió reabrir en agosto pasado antes de que el gobierno rescindiera el contrato. Poco después, gracias a la declaración de Bill Gates de noviembre, las acciones repuntaron enérgicamente.

Es la segunda vez en un año que ambas firmas se benefician de los temores de pandemia o bioterrorismo propagados por los medios de comunicación. Tras los comentarios de Bill Gates sobre las perspectivas de bioterrorismo con el virus de la viruela el 4 de noviembre pasado, el 16 del mismo mes se informó sobre el descubrimiento por el CDC y el FBI de 15 viales sospechosos etiquetados como «viruela» en una instalación de Merck en Filadelfia. Entonces las acciones de ambas farmacéuticas ascendieron vertiginosamente. Ahora, aproximadamente seis meses después, los mismos temores vuelven a disparar el valor accionario de las mismas dos empresas.

Apenas unos días después de la publicación del informe del Congreso que retomaba el sumario del FDA, Emergent Biosolutions anunció que adquiriría a la empresa Chimerix los derechos mundiales exclusivos del «primer antiviral oral contra la viruela aprobado por la FDA para todas las edades». El fármaco, llamado TEMBEXA, es sólo para el tratamiento de la viruela. El comunicado de prensa sobre la adquisición de TEMBEXA por parte de la empresa afirma que se prevén contratos multimillonarios del gobierno estadounidense para el producto.

Bill Gates no habla porque sí. Desde hace años viene promoviendo un enfoque comprehensivo de la política sanitaria que la ve como un problema de “seguridad internacional”. Esta visión es congruente con la estrategia de “guerra de amplia gama” que el Pentágono adoptó hace ya dos décadas. No es el único interesado en las campañas de pánico y en la difusión de pandemias que llenan las cajas de los laboratorios estadounidenses. Sin embargo, por su poder financiero y político Gates ocupa el puesto de mando de esa estrategia. Él marca la agenda, elige los escenarios de combate y ordena a sus “generales”, muchos de ellos altos ejecutivos empresarios, políticos y militares. Parte de su liderazgo es también preservar un sistema corrupto que sólo da ganancias impulsando la guerra de amplio espectro. Por ello ahora levanta la bandera de la viruela del mono. Se trata de un negocio menor, para salvar la vida de un par de laboratorios amigos y crear el pánico mundial. Secundariamente, la campaña también sirve para desviar la atención de la presentación del informe ruso sobre los laboratorios farmacéuticos y biotecnológicos de EE.UU. en Ucrania en los que también estuvo implicado Gates.

Bill Gates es un genio del mal, pero sigue marcando el rumbo de esta guerra. Por eso hay que prestar atención cuando habla.

Fuente: Telam