Goleado histórica: un «Tomba» sin respuestas ante un River arrollador

Goleado histórica: un «Tomba» sin respuestas ante un River arrollador

Goleada histórica: River fue un equipo millonario de fútbol y humilló al Tomba por 6-1 Paliza futbolística del equipo de Marcelo Gallardo sobre Godoy Cruz por donde se lo mire o analice. Ganó 6-1 y sumó su victoria número 13 en Mendoza en forma consecutiva. Mirá los goles.

Millonario de fútbol y goles. River volvió a ser el equipo del Muñeco Gallardo y le propinó un baile inconmensurable a Godoy Cruz, que volvió a sufrir un tremendo golpe anímico que humilla la confianza en un momento clave de su historia institucional.

Paliza de River. Desde lo conceptual y también en la ejecución de sus acciones, el Millo recuperó la memoria y se dio una panzada de juego, eficacia y contundencia. Cada vez que se propuso acelerar, el elenco de Napoleón puso cara a cara a un delantero con Ibáñez. Y se sabe que en esas situaciones, Borré, Suárez y Álvarez (ayer titular) no suelen perdonar.

Tomando como antecedente el desarrollo del superclásico del domingo pasado (Boca neutralizó a River con una línea de cinco en el fondo), el plan del Gallego parecía lógico. El 5-4-1 se imponía como una alternativa válida como para cerrarle los circuitos de juego interior. Además, se suponía que sin sus habituales laterales titulares (Montiel, Angileri y Casco) River perdía una de sus principales armas ofensivas. Se suponía. Pero este equipo ha dado muestras de saber reinventarse ante cada momento tambaleante. El secreto de ello es que en el banco de suplentes tiene a un conductor de grupo que no por nada ya es eterno en los anales del fútbol.

En realidad, River hizo lo que siempre hace. Jugar a uno o dos toques con Enzo Pérez (libre de marcas) como eje del primer eslabón de pase. El resto lo hizo el Tomba: inoperancia e inocencia para dejarle espacios de maniobra a jugadores que están habituados a jugar bajo presión y para adelante.

Godoy Cruz acumuló gente en el fondo, pero no marcó a los lanzadores y receptores. Y así, con una facilidad tan extrema como asombrosa, fue llegando cada uno de los estiletazos del elenco de la Banda.

Los goles fueron casi calcados: pase filtrado (De la Cruz, Palacios o Enzo Pérez) para un jugador que se desmarca en ruptura por los costados, centro atrás y Borré o Suárez que llegaron para empujarla. El único gol que “diferente” (por así decirlo) fue el de Julián Álvarez, quien recibió de De la Cruz y se fue tan solo que hasta tuvo tiempo de eludir a Ibáñez y definir.

El Tomba fue una sombra del equipo de las primeras fechas, de ese que le ganó bien a Platense. Las explicaciones hay que encontrarlas en el recuperado nivel de un adversario de la enorme jerarquía de River, pero también en la lentitud de algunos futbolistas que exhibieron su exasperante falta de ritmo de competencia. Léase Ibáñez, Silva, Escobar, Henriquez, Aguirre… claramente no están para jugar. Y menos ante un River voraz y hambriento como el de anoche. El Gallego Méndez tardó 45 minutos en darse cuenta de ello y, en el inicio del complemento, mandó a la cancha a Gonzalo Ábrego y Martín Ojeda. Sin embargo, a los 2′ sufrió el sexto cachetazo (cuarto de Rafael Santos Borré) de una noche tan negra como dramática.

El cambio de sistema (en el ST Godoy Cruz se paró con línea de cuatro en el fondo) fue más de lo mismo. River siguió dominando a gusto y piacere y no hizo más goles porque no quiso. Suárez se perdió el séptimo y Álvarez reventó el ángulo izquierdo. Todo, ante una pasividad insólita de un equipo mendocino que no mostró rebeldía ni siquiera para hacerse imponer por el uso desmedido de la fuerza. Aunque, Burgoa hizo el gol del honor para el Expreso.

Decir papelón es quedarse poco. Por momentos, como mendocino, dio vergüenza advertir tanta diferencia entre un equipo profesional y otro que claramente pareció amateur.

Algunos deberán agradecer de que anoche en el Malvinas Argentinas se jugó sin público. Porque más allá de algún que otro insulto de los varios allegados que hubo en el estadio, si anoche se jugaba con público podría haber sido una catástrofe.

Fuente: Losandes

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