Los héroes silenciosos de la sala de quemados
Franco Rosso y Darío Biancotti, 38 y 40 años, uno es cordobés y el otro santafesino, según uno hace 5 años que llegaron a San Rafael, según el otro casi 7, en realidad hace más de seis años que están en nuestro departamento. Se conocieron en la facultad de Córdoba y sin querer se encontraron en nuestra ciudad.
Los dos cirujanos, junto al equipo de terapistas de la Sala de Quemados, trabajan día a día de manera silenciosa en el Hospital Schestakow.
Son Cirujanos Generales e hicieron Cirugía Plástica Completa. Dos residencias enteras de dos especialidades distintas, que le dan un marco superlativo a las necesidades de la población, y sobre todo a los de mayores necesidades, ya que estos muchachos, están a cargo de la sección de quemados del Hospital Shestakow.
-¿Que diferencia a un Cirujano Plástico de ustedes?
Darío: «Hay muchos cirujanos que llegan sin una formación completa como la nuestra, que no tienen capacidad de resolver ciertos detalles, más allá de la plástica estética, porque no tienen un sistema de formación completo general anterior, esa es la diferencia».
Franco: «El mito es que siempre nos ven como plásticos y te relacionan con la estética corporal, es lo primero que dice la gente cuando le nombrás a un cirujano plástico. Y sí, está esa faceta en nuestra formación, que es la estética, pero lo que más hacemos es cirugía reconstructiva, quemados adultos y pediátricos, y todo lo que es cirugía reconstructiva, trabajamos con traumatología del hospital, con todo lo que es fracturas expuestas, reconstrucción de miembros inferiores».
Darío: «En ginecología los que es por cancer de mama, justamente ahora estamos por hacer una cirugía reconstructiva a una paciente que peleó siete años con PAMI por la cobertura de la operación después de ser amputada su mama por un cáncer como te dije, y le hicimos la primera reparación por PAMI en la Clínica Ciudad».
Franco: «En los próximos días tenemos otra cirugía muy grande, que es reconstrucción de mama, donde se usa el músculo recto abdominal, la panza de la paciente, en lugar de tirarla la transformás en una mama y simula una mama con un tejido propio que evita cualquier rechazo».
-¿Esto sienta un precedente?
-Franco: «Si, además es lo que siempre hablamos, nosotros cuando llegamos empezamos a hacer este tipo de cirugías acá y en Alvear donde tenemos muchos contactos y ahora por ejemplo tenemos que ir a dar una charla, no nos quedamos quietos, somos de andar y un día escuchamos una noticia de Mendoza sobre que se hacía la primer cirugía reconstructiva en la ciudad y nosotros ya llevábamos tres acá en San Rafael en el Hospital público».
-Darío: «A nosotros la verdad que nos duele cuando tenemos que derivar un paciente a Mendoza por alguna falencia estructural del hospital, por ejemplo nos quedamos sin anestesista por algún motivo, porque sabemos que Mendoza no tiene más de lo que podemos ofrecerle en San Rafael en esta especialidad. Tenemos mejores insumos, la sala está equipada con dermatomos eléctricos que en el Lagomaggiore a veces están rotos, tenemos internaciones en las que hay una enfermera por paciente, allá van a apilarse, es toda una situación en la que hemos logrado una sala de quemados que es una copia fiel de la Fundación Benaim en Buenos Aires que es el referente en quemaduras, el creador Fortunato Benaim, es el doctor que sentó todos los protocolos mundiales del quemado».
-¿Esto es creación de ustedes?
Franco: «Sí, por eso te digo hemos peleado hasta lograr esta realidad y creo que pudimos porque somos dos. Y con respecto a lo que es quemado está la parte nuestra que es la quirúrgica, en la que pelás al quemado, lo injertás, lo reconstruís, pero además tenés la parte clínica de terapia, entonces yo al quemado al no tener piel lo tengo que tener aislado y es muy difícil a veces. Lo que es adultos por ahí todavía nos falta, el cierre del círculo completo. Por ahí bancamos a un quemado hasta un determinado porcentaje, un quemado con pocas probabilidades no lo derivás sabemos que acá o allá el resultado es el mismo, pero con respecto a los niños tratamos de no derivar nada. Ahora tuvimos la mala suerte de tener que derivar porque no podíamos anestesiar.
Darío: «Implementamos este sistema, con una especie de arneses que eleva al paciente de su cama y por un sistema de rieles se traslada en suspensión hacia a una sala de baño terápia, que es un sistema moderno de curación que utiliza el lavado por barrido para eliminar los gérmenes en las curaciones. Esto no está en todos los centros del quemado de capitales importantes, si está en San Rafael».
-¿Que les estaría faltando?
-Darío: «Pediatría tiene un servicio clínico excelente y un servicio UTI pediátrico excelente comprometido con el quemado, no digo que la UTI de adultos no sea buena, pero no hay compromiso con el quemado».
Franco: «Yo creo que el motivo es que hay muchos accidentes, y se llena y por ahí hay cuatro o cinco a la vez y no se da abasto, es la visión nuestra, y el quemado, requiere un cuidado muy especial y el terapista tiene que saber del quemado, un terapista general no puede manejarlo. En Córdoba se especializan los terapistas en quemados. Hay que entender que se rompe el órgano más importante del cuerpo, que es la piel, entonces hay un desbalance hídrico, en electrolitos, en los minerales, es muy estricto el manejo y son variables que el organismo tolera un rango finito, y si se sale de los valores de normalidad hay que corregirlo rápido y estarle encima».
-¿Entonces desde lo material están bastante completos, les falta personal?
-Franco: «Recurso humano en la parte médica clínica, terapistas, creo que están desbordados, es como que el sistema te colapsa».
-Darío: «Habría que arrancar con políticas de gerenciamiento para poder cambiarlo abajo. Primero tenés que tomar la decisión de que esa área de terapia sea exclusivamente para quemados, después de ahí tenés que completarla con el terapista, los equipos, pero primero es una decisión gerencial».
-¿Con los insumos, también están al día?
-Darío: «El sistema está funcionando, vos hoy pedís insumos y los tenés, mira que nosotros hacemos curaciones avanzadas, con insumos costosos».
-Franco: «Ayer sin ir más lejos operamos a un accidentado que estuvo al borde de la muerte y tuvimos que reconstruirle la pierna y para eso necesitamos una bomba para el tratamiento que es carísima, arriba de los 100.000 pesos y el Hospital respondió, con eso vos acortás los tiempos, comparado a como se curaba antes».
Darío: «La gestión en curso está entendiendo que haciendo un gasto en insumos terminás ahorrando a la larga, ya que reducís las internaciones, el costo beneficio entre lo ahorrado en internación y lo gastado en insumos le da al nosocomio un beneficio económico, es un tema de política de salud».
¿Alguna vez los impactó algún caso especial?
-Darío: «Como impacto son todos casos severos los que nos tocan, sobre todo en los casos con pequeños, con los adultos quizás uno es más frío, pero con los chicos, siempre te lleva a pensar en tus niños. La nenita que había perdido todo el labio por la mordida de un perro, otro nenito que había perdido gran parte de la cara, entras en un estado de impacto».
-¿Cuánto dura ese momento, se miran, hablan, o los dos luego de esos segundos reaccionan rápidamente?
-Franco: «Es difícil de determinar, lo tenés que sentir, es una sensación rara pero a su vez es un motor que nos estimula a buscar y resolver el problema rápidamente, no es que te quedás bloqueado, porque si nos pasara no podríamos ejercer la medicina».
-Darío: «Al contrario, te sale lo mejor de adentro. Otro caso tremendo fue el de una nenita que recibió una descarga eléctrica y se le quemó la mitad del cuerpito, estuvo como tres meses internada».
¿Tienen aparte de la salud pública su clínica estética, noto que lo privado les dará el sustento económico, pero la pasión la sienten acá?
-Darío: «Y sí, es muy gratificante. Son dos polos opuestos, ves la parte por ejemplo de lo que una mujer necesita, buscando su estética y uno se lo da, y ves la otra parte que es una desgracia y que tenemos que resolver de la mejor manera en una situación crítica no buscada».
-Franco: «Lo vocacional nuestro es lo reparador, por eso en el Hospital nos sentimos como pescado en el agua».
-¿Salen preparados de la facultad para resolver este tipo de situaciones traumáticas?
-Franco: «No sé, yo siempre dije que no iba a hacer niños y el sistema nos forzó. La accidentología, el gran porcentaje es en niños, con perros o accidentes caseros, la cantidad de accidentes de niños es impresionante, es un porcentaje muy alto desde electrocutados hasta quemados con agua hirviendo, pasando por mordeduras de perros».
-Darío: «Tuvimos una orientación hacia la clínica médica pediátrica, aprendimos, tenemos los fundamentos, pero veníamos a trabajar fuerte en adultos y acá tuvimos que ponernos a trabajar con los chicos».
-¿Qué es lo que más satisfacciones les da, el actuar rápido en una tragedia o el paso posterior cuando los ven mejorar de a poco?
-Darío: «Todo en realidad, terminás formando parte de la familia, todas esas fotos que ves (varios retratos de niños en un armario), son chicos que están vivos hoy y que nos van dejando su fotito».
-Franco: «Y lo que valorás por ahí no es el resultado logrado, valorás el que hoy estén, porque estuvieron al límite entre la vida y la muerte todos. Hemos tenido chicos con un 40% del cuerpito quemado».
-¿Para esos papás desesperados ustedes deben ser Dios?
-Franco: «Si y nos siguen mandando fotos, cuando empiezan la escuela en su primer día de clases, es genial. Son momentos muy duros y después no se olvidan más».
-Darío: «Cómo vos tampoco te olvidás de los casos, porque son casos muy relevantes para vos también».
-¿Qué les gustaría contar que no les haya preguntado?
-Darío: «Por ahí siempre se mira al Cirujano Plástico como ese ser superfluo de la estética, que le gusta vestirse con un traje Armani comprado en Milán, el del BMW o el de la televisión y esa es una faceta dentro de lo amplio de esta especialidad. Nosotros pensamos que si lo económico llega como un premio a tu labor bienvenido sea, ahora si solamente trabajás por lo económico es triste en esto».
-Franco: «Es muy gratificante ver en la calle los nenitos que en su momento atendimos y después los ves casi con total normalidad. Sin ir más lejos en este momento tenemos un chico de Bolivia, ahora que se está hablando tanto del tema si se atiende o no a los extranjeros, y lleva tres meses internado».
-Darío: «Es una dualidad muy loca, allá se están peleando en Jujuy y Bolivia para ver a quien se atiende o no, y nosotros acá tenemos un chico boliviano hijo de padres golondrinas, como se les llama, lleva tres meses internado y no tenemos capacidad de derivación a Bolivia, y tenemos al estado argentino absorbiendo todo el gasto de un quemado, se quemó entero con aceite y hemos hecho múltiples cirugías, injertos curaciones diarias, viene bien todo bárbaro, pero eso no sale en ningún lado y hace tres meses que está acá».
Franco: «La familia de esta criatura habla en un dialecto que no entendemos, viene un traductor y nos dice que se lo quieren llevar, se quieren ir, pero nosotros sabemos al sistema de salud al que va, entonces no lo quisimos dejar ir, hasta que no tengamos la seguridad que está curado. Son tres días de viaje mucho calor, todavía tiene partes de su cuerpito quemado, está injertado pero no lo podés largar».
-¿Es muy loco los políticos de ambos países pensando en quien paga los gastos y acá ustedes no dejan ir a un chico boliviano, porque en su país posiblemente no lo atiendan como necesita?
-Franco: «Se puede morir en el viaje. Estamos usando unos parches de piel sintética, que cada parche cuesta cerca de 800 pesos cada uno, se le cambia cada dos días y hace tres meses que está acá. Esto no trascendió y es un caso testigo de esta batalla que pelean los gobiernos».
Darío: «Se puede infectar, morir y aparte que no sabemos cómo es el sistema de salud de Bolivia, pero puedo imaginarlo».
Son los niños mimados del sector para la jefa y la subjefa, ellos con total naturalidad nos cuentan lo que para cualquier persona sería traumático, lo viven con pasión y están salvando vidas a diario, un placer y un lujo que hayan elegido San Rafael y además que pertenezcan a la salud pública.
Servicio del Quemado Hospital Shestakow
Cirujanos: Franco Rosso y Darío Biancotti
Jefa del servicio: Teresa Cerna
Subjefa: Stella Maris Aciar
Terpeutas: Francesca Lara, Hernán Manca, María Laura Muñoz, Claudia Romero y Camila Hernádez
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