El Gobierno alimenta expectativas sobre cambios de Gabinete, pero ¿tiene un plan político?

El Gobierno alimenta expectativas sobre cambios de Gabinete, pero ¿tiene un plan político?

Desde el círculo de Olivos difunden que el Presidente está analizando el tema, durante el fin de semana. Pero nadie asegura el resultado. Eso mismo agranda el interrogante sobre nombres y medidas. Y genera incertidumbre más allá de la interna, con previsibles costos.

El fin de semana largo encuentra al Gobierno navegando en sus propias especulaciones sobre cambios en el equipo de funcionarios. El círculo más próximo a Olivos deja trascender que el Presidente dedica estas horas a ese tema, después del dramático número de inflación y en medio de la interminable y desgastante interna. El contexto y las versiones van de la mano. Frente a la profundidad de la crisis económica y la gravedad de la disputa doméstica, se trataría de dar una señal potente que oxigene la gestión. Una mezcla que, como siempre, genera expectativas. Y un interrogante: ¿existe un plan político que las sustente?

Las versiones -no se trata de rumores- son alimentadas por distintas fuentes del Ejecutivo. Según su origen, pueden exponer deseos antes que decisiones, pero en cualquier caso remiten a la interna y, en ese tablero, con dos focos: Alberto Fernández -su voluntad o no de construir con mucha demora el “albertismo”- y el futuro de la coalición de Gobierno. No se agota allí. Eso determinaría las medidas económicas y más aún el soporte de gestión, a la vez que la relación con los espacios de la oposición, empezando por Juntos por el Cambio.

El Gobierno arrastra además de batallas en su interior, problemas de comunicación. No se trata únicamente de la comunicación oficial, formal y de concepción módica, sino -en sentido amplio- de volumen político y algún grado de estrategia. Suben y bajan acciones de comunicadores. Santiago Cafiero, lejos de la función específica y apenas en la coyuntura. Juan Manzur, que redujo su exposición. Una pasajera apuesta a Aníbal Fernández. La estrella de Agustín Rossi en estas horas. Y, en la medida que se agudizo la batalla interna, la voz de algunos otros funcionarios por la sola condición de leales.

En ese circuito, se reproducen las especulaciones sobre cambios en el equipo de funcionarios, que podrían ser decididos este fin de semana largo por el Presidente, luego de analizar diferentes posibilidades. Nadie lo afirma. Doble expectativa, por consiguiente: en materia de tiempos y de profundidad. ¿Qué día? ¿Ministros o segundas líneas?

El problema, por supuesto, no es asimilable a una cuestión operativa de comunicación, sino básicamente política. Y en esta etapa, con foco en la economía. Los primeros renglones de esa lista tienen que ver con el área económica en general, no sólo con Martín Guzmán, apuntado de lleno por el kirchnerismo.

La inflación es el punto de máxima tensión, por el impacto social que describe y el desgaste político que supone y registra cualquier encuesta en sus cuadros cualitativos. Llegó a invertir el discurso para la pelea. Olivos y sobre todo Guzmán dejaron de lado las consideraciones sobre la multicausalidad de la suba de precios y apuntaron al fracaso de Roberto Feletti en el control de precios. Y desde el kirchnerismo contrapusieron las limitaciones del secretario de Comercio ante la ausencia de un programa económico efectivo, y diferente a lo poco que exhibe el ministro.

Martín Guzmán, el ministro más cuestionado por el kirchnerismoMartín Guzmán, el ministro más cuestionado por el kirchnerismo

Parte de esa ruta económica debería quedar expresada en otro plano, potencial motivo de conflicto. Se trata del decreto presidencial para reformular el presupuesto, ya sin ley, en función de las metas asumidas con el FMI. En la misma línea, puede ser anotada la pulseada por la suba de tarifas, con chicanas cruzadas hasta en el camino para formalizar el turno de las audiencias.

Está claro que la alteración de las condiciones externas -fruto de la invasión de Rusia a Ucrania- suma interrogantes sobre el grado de los compromisos con el Fondo, pero esa no es la discusión de Olivos y el kirchnerismo. Es, sin dudas, el elemento económico más condicionante y a la vez, el escenario elegido por Cristina Fernández de Kirchner para sostener la línea de diferenciación y pulseada de poder.

Ese asoma como el dato político central. Y frente a ese dato, serán evaluados los pasos que decida dar el Presidente luego de este fin de semana que quedó presentado como el espacio de reflexión para dar una respuesta.

En líneas generales, la discusión sobre cambios en el gabinete expone si serán respetados los límites presentados de uno y otro lado interno como intocables. Para el Presidente, no hay chances de sacrificar a Guzmán, del mismo modo que en términos rígidos CFK no considera un corrimiento de Eduardo “Wado” de Pedro. ¿Y una movida amplia como la que sugeriría un desembarco de Sergio Massa? En ese caso, además de la voluntad y condiciones del protagonista, la discusión sería alrededor del plan económico. Y como siempre, el plan político.

El primer punto es, entonces, si lo que está en discusión es una salida de compromiso, en el nivel de ministros -incluida desde la jefatura de Gabinete al área económica- o en las segundas líneas. La amplitud de la jugada determinaría también el grado de sostén de las medidas que demanda la crisis y, en particular, la escalada de precios. Lo planteó Guzmán al reclamar alineamiento doméstico. No es lo que piensa el kirchnerismo. Pero sería sin dudas el tema crucial en una movida de tal magnitud que coloque a los tres socios del FdeT con compromiso compartido de gestión.

La alternativa más dura, también imprecisa, que sugieren los “albertistas” más jugados proyecta una creciente fractura con el kirchnerismo. En ese caso, exigiría una primera construcción de un frente interno, se supone, con gobernadores, parte de la estructura sindical y organizaciones sociales, todas diferentes expresiones del PJ tradicional. Pero en un proceso de esa naturaleza, también estaría en juego la relación con los espacios opositores, para allanar el camino a algunos proyectos centrales en el Congreso y tal vez, cierta garantía de convivencia en lo que resta de este mandato.

El trazo central, en cualquiera los dibujos que puedan ser imaginados en Olivos, es determinado por el armado político. Es decir, el plan. De eso depende todo, antes que rótulos de relanzamiento o estrategias de comunicación.

Fuente: Infobae