La huelga de hambre de los presos bonaerenses llegó a Mendoza

La huelga de hambre de los presos bonaerenses llegó a Mendoza

Desde el Servicio Penitenciario le bajaron el tono al alcance de la protesta y explicaron que es más que nada una forma simbólica de apoyar a sus compañeros bonaerenses. «Muchos de los reclamos no dependen de nosotros y habría que cambiar las leyes», precisaron.

Hace una semana, la población carcelaria bonaerense inició una huelga de hambre a la que ya se adhirió un 20% de los reclusos de esa jurisdicción. Entre los reclamos -a los que se sumaron algunos de los funcionarios kirchneristas detenidos por causas de corrupción- se encuentran el pedido de un “uso racional” de las prisiones preventivas y de morigerar las detenciones, así como también el pedido de que se mejoren las condiciones en las que viven en los recintos carcelarios.

Esta situación se propagó a varias provincias y también repercutió en Mendoza, donde unos 600 presos se sumaron a la medida, aunque el número ha ido fluctuando a lo largo de la semana. Sin embargo, desde el Servicio Penitenciario le bajaron el tono al alcance de la protesta y explicaron que es más que nada una forma simbólica de apoyar a sus compañeros bonaerenses a pesar de que sus reclamos en muchos casos no se corresponden con lo que se vive en las cárceles mendocinas.

En este sentido, desde el Servicio Penitenciario indicaron que si bien algunos presos se adhirieron a la medida y no aceptan la vianda habitual, continúan recibiendo comida por parte de sus visitas, por lo cual se trata más bien de una huelga de hambre “simbólica”.

“Muchos de los reclamos no se corresponden con lo que pasa en Mendoza: acá tienen recreación, estudio y trabajo; las causas se han agilizado bastante con las reformas judiciales y no hay hacinamiento. Siempre existe algo de sobrepoblación, pero con la inauguración de Almafuerte II vamos a estar muy bien ese sentido”, explicaron desde el Servicio Penitenciario.

El incremento de las tensiones dentro de los complejos carcelarios también lo atribuyen a la época del año, las altas temperaturas y la cercanía con las fiestas de fin de año. “Esta época es complicada porque a muchos les cae la ficha de que se acercan las fiestas y no van a poder estar con sus familias. Además, no es lo mismo compartir celda con dos o tres personas en otoño o invierno que con 40 grados de calor”, precisó la fuente consultada.

Por último, desde el Servicio Penitenciario explicaron que muchos de los reclamos impulsados por los presos bonaerenses y apoyados por los reclusos mendocinos no dependen de ellos. “En muchos casos habría que modificar las leyes”, indicaron.

Fuente: Mdzol

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