La primera batalla legislativa encendió señales de alerta en la cúpula de Juntos por el Cambio

La primera batalla legislativa encendió señales de alerta en la cúpula de Juntos por el Cambio

Preocupa a referentes del espacio la falta de coordinación que exhibió el nuevo interbloque de Diputados; malestar en la UCR y la CC.

“¡Esto es un caos! Somos un centro de estudiantes”. Uno de los 116 diputados de Juntos por el Cambio que se encerraron en el salón Delia Parodi para definir una postura ante el proyecto de presupuesto enviado por el Gobierno al Congreso no salía de su asombro ante la ola de gritos y acusaciones. Había legisladores que se veían por primera vez las caras, bajo un clima de tensión y desconfianza. Era una discusión subida de tono. Mientras algunos pedían asestarle la estocada final al oficialismo, otros reclamaban aceptar la vuelta a comisión de la iniciativa. Los emisarios de la CC, de Elisa Carrió, no toleraron el espectáculo y se retiraron de la sala. “¿Dónde van?”, les gritaron.

El debut de la nueva conformación del interbloque de diputados de JxC encendió las alarmas la cúpula del espacio. Si bien la oposición logró alinearse en rechazo del proyecto del oficialismo a raíz del discurso desafiante de Máximo Kirchner, quien frustró el regreso del dictamen a comisión, la performance de la bancada generó preocupación entre los jerarcas de JxC. “Nos salvó Máximo y que Carrió no es diputada”, lanzan desde el ala moderada.

El “insólito” plenario en el salón Delia Parodi generó un pase de facturas por la falta de intervención de los máximos jefes opositores, como Horacio Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich, en el posicionamiento. También hubo reproches por las indirectas del macrismo hacia los radicales que responden a los gobernadores -temían que los jujeños o correntinos colaboraran con el oficialismo-, el tironeo de micrófonos y secretismo de reuniones por la interna en la UCR o la “sobreactuación” del rechazo a la iniciativa. “Esto no es una guerra de guerrillas. Es política”, plantea uno de los jefes radicales.

Santilli y Vidal
Santilli y VidalFabián Marelli

Durante las últimas horas se intensificaron los contactos entre los referentes de JxC para revisar la actuación del espacio en el Congreso y coordinar posturas. De hecho, autoridades parlamentarias del conglomerado opositor dejan su trascender su desconcierto frente a la falta de intervención de la mesa nacional de JxC para fijar una posición frente a un tema clave como el presupuesto, que estaba íntimamente ligado al eventual acuerdo con el FMI. “Hubo desorden y descoordinación. Y esto no puede volver a pasar. Es un llamado de atención para la mesa nacional”, remarca Maximiliano Ferraro, presidente de la CC.

Los más experimentados de la UCR consideran que el problema de JxC en el debate del presupuesto fue “político”: “No hay un mago ni jefe que pueda coordinar. Con el triunfo la coalición cambió. Hubiera simplificado mucho que la mesa nacional se pronunciara. Era un tema que lo justificaba”, reconoce una fuente radical. Entre los “halcones” de Pro remarcan que la ausencia de una conducción del interbloque se hizo notar. “Hay matices en todos los bloques. Tenemos que buscar un esquema de organización, sobre todo si viene el acuerdo con el FMI”, admite un integrante de la bancada.

En cambio, Bullrich se mostró satisfecha con la actuación de la bancada. Entiende que no era fácil maniobrar con la crisis interna de la UCR aún latente. Y que, pese a la fractura del radicalismo, el espacio pudo alinearse en rechazo al proyecto. “Había dos instrucciones: dar el quorum y no votar”, sostienen cerca de la titular de Pro. La exministra sostiene que el Gobierno no asimiló la derrota: “Les achicamos los espacios. No pudieron comprar votos. Tienen que hacer mejores leyes”, les comentó a sus laderos.

Gerardo Morales y Mauricio Macri
Gerardo Morales y Mauricio Macritwitter

Tras cerrar una lista de unidad con Lousteau, Morales analiza la chance de proponer que Rodrigo de Loredo presida el interbloque de JxC. En Pro creen que el lugar le corresponde a Cristian Ritondo porque tienen más diputados. “No nos pueden usar para saldar su interna”, dicen. “El Pro no es un bloque, es un archipiélago”, bromea un radical.

Mauricio Macri siguió la maratónica sesión desde su casa. Allegados al expresidente cuentan que no se inmiscuyó en la negociación, pero bajó una directiva cuando lo consultaron sus alfiles en el Congreso: “Hay que preservar la unidad”, señaló. Ayer, Macri desayunó con Gerardo Morales, flamante jefe de la UCR. El gobernador de Jujuy, quien logró acercar posiciones con Martín Lousteau para discutir la reunificación de la bancada del radicalismo, tiene decidido activar un debate en el seno de JxC para reconfigurar la mesa nacional y coordinar las posturas en el Congreso. A Morales no le gustó el final de la novela por el presupuesto. Repite ante los suyos que la UCR tiene 600 intendencias y tres gobernaciones en todo el país, por lo que debe primar una actitud responsable. “Tenemos que debatir cómo nos paramos”, avisa. De hecho, la intendenta de la Rioja, Inés Brizuela y Doria, quien atraviesa una crisis por su disputa con Ricardo Quintela, estuvo pendiente de que un cambio de posiciones del bloque de JxC le permitiera conseguir fondos frescos. “Si queremos ser gobierno, ¿nos vamos a pasar dos años ametrallándolos y empujándolos?”, alertan en la UCR. Morales, quien ya se vio con jefes de la CC, tiene previsto conversar con Larreta, quien tomó distancia de la discusión en el Congreso.

Negri y Ritondo
Negri y RitondoFabián Marelli

Horas después de que se consumara la derrota del Gobierno, el partido de Carrió emitió un comunicado con señalamientos hacia adentro de JxC: “Para la CC voltear el presupuesto no era una opción. La insensatez del oficialismo puede haber encerrado a JxC, pero necesitábamos aplomo para tener una posición más inteligente y responsable”, señalaron.

En la CC, que se inclinaba por abstenerse para no obstaculizar al Gobierno en plena crisis, continúan enardecidos con sus socios. Acusan a sectores de Pro y del radicalismo de haber usado la posible abstención de la CC –que facilitaba la aprobación del proyecto- para negociar tras bambalinas partidas para obras u universidades con el Ejecutivo. “Esas cosas quiebran la confianza. No se puede romper la palabra. La unidad está garantizada, pero no vamos a permitir que abusen de nuestra confianza y nos tomen por boludos”, braman.

Fuente: Lanación