Nuestra dirigencia política se enfrenta en todo aquello que carece de sentido por Julio Bárbaro

Las dos coaliciones más importantes están lejos de convocar con grandeza a la unidad nacional que nos permita pergeñar un proyecto en común.
Estoy convencido de que existe una triste simetría en la distancia que ocupa la codicia con relación a la sabiduría semejante a la prostitución con relación al amor. Entre nosotros, la postmodernidad es el tiempo donde sólo el dinero vuelve importante a los hombres. En nuestra juventud a nadie se le ocurría ni reconocer ni admirar al rico de turno, hoy esos ambiciosos sustituyen a los filósofos, políticos y poetas. Lograron la perfección, ser egoístas sembrando miseria y ser también los dueños del prestigio. La viveza de los que acumulan engendra explicaciones hasta dejarlos al margen de los daños que generan. Dueños del poder mediático donde sólo se debaten los temas secundarios que no tocan intereses poderosos, nos dejan reducidos a confrontar sobre odios y temas menores. Han generado una distancia social superior a la de las mismas monarquías.
La política nacional ha sido usurpada por dos grupos de negocios que confrontan por las ganancias de donde lucran, en una sociedad que no deja de disminuir su capacidad de consumo. En el avance de esa concepción prebendaria del poder, las necesidades colectivas terminaron ocupando primero el lugar de la excusa y finalmente el de la mera molestia. En los distritos más rentables es notorio el acuerdo que tienen gobierno y oposición en demasiadas áreas de negociados. Después que se robaron el Estado y todos los servicios públicos, desarrollaron la teoría de que el Estado era demasiado grande y ahora impera el pensamiento bobo o liberal que acusa sin piedad a los restos de lo saqueado. Tienen razón en las consecuencias, se ocupan de ocultar sus responsabilidades.
Hubo un tiempo donde los errores de Cristina dejaron a Macri cerca de triunfar en varias provincias, asegurada Buenos Aires, seguían Santa Fe y Córdoba, y también La Pampa junto a Tucumán que no estaban alejadas de la lista. Tiempos donde el viento los empujaba fuerte, en algunos tramos los acompañé. Y de eso no quedó casi nada, pudieron ganar Córdoba sin tener talento para poner el gobernador. Eso que se llama política y ellos suelen despreciar, eso parece existir. Ganaron la intermedia para terminar perdiendo la general. Las PASO los salvaron del papelón, les avisaron que la realidad estaba lejos de los halagos de los asesores excesivamente rentados que no podían ser los suplentes del talento.
Después del trauma de la primera derrota pudieron hacer política y mejorar el resultado, igual ya los habían vencido y les costaba aceptarlo. Los radicales recuperaron Mendoza y Jujuy y así, el PRO se consolidó como partido porteño que expresaba más allá de General Paz sólo a los barrios privados, luego vendría lo incomprendido. Y ahora le pegan a Formosa, parecido a lo que hicieron con el Papa Francisco, el pensamiento del sistema busca agrietar entre consumidores y seres humanos. Formosa es vulnerable, su gobernador tiene demasiados años en el poder y no se ocupó de hacer política mediática. Al lado de Santa Cruz es un modelo respetable, pero los Kirchner pegan fuerte y en algunos negocios fueron socios, son de la misma raza que los elegantes denunciadores, en consecuencia, esa experiencia no está tan cuestionada. Ni hablemos de Santiago del Estero, donde el feudalismo no tiene fisuras ni siquiera ideología, radical o peronista da lo mismo, marido o mujer, cuestión de género. Todo grosero, vemos y leemos a periodistas sin mucho vuelo elegidos por la patronal para repetir esquemas, no sea que los gane la duda. Aquel país respetable gestado por conservadores, radicales y peronistas, es masacrado por la dictadura y los errores de todos los continuadores, hoy dejan vigente el débil y frívolo pensamiento de la guerrilla, no sea cosa de debatir con el peronismo, que aún tiene algo que decir.
Hasta el último golpe fuimos una nación integrada, luego nació el modelo de colonia próspera, modelo de economistas donde los números no tienen vidas que respetar. Todo fue concentración, desde los Shoppings a los supermercados, una ley de alquileres y algunos precios máximos de nada sirven al lado del poder concentrado, en rigor sólo se animan con los pequeños inversores, con los otros algo los lleva al silencio o a la complicidad.
Nos hundimos en manos de una dirigencia política que se enfrenta en todo aquello que carece de sentido, que acuerda en los negociados que le sirven y que lejos está de convocar con grandeza a la unidad nacional que nos permita pergeñar un proyecto en común.
¿Qué limita realmente a la democracia? ¿El autoritarismo de los políticos o la distribución de las riquezas? Los políticos pueden ser pasajeros, pero los grandes grupos y los bancos quedan -esos poderes hacen política sabiendo que los otros terminan dependiendo de ellos. Y esa caterva de intermediarios travestidos de inversores está más concentrada y poderosa que nunca en nuestra sociedad.
Formosa es una prueba piloto de los medios para domesticar a la política. Ahora, aliados a los radicales; mañana, invertirán el juego. Solo les importa imponer las normas que los políticos olvidan. El Gobierno en su mediocridad les deja un enorme espacio y donde se ausentan los dirigentes queda zona libre y como sucede con todo lugar vacante, hoy el pensamiento que no ocupan los dirigentes lo conducen los periodistas. Y como hace más de cuatro décadas, lo único que crece es la pobreza y la fuga de capitales y cerebros. Somos una sociedad donde los negocios e intereses privados no respetan ni la identidad nacional ni la dignidad de los ciudadanos, todos roban, nadie nos devuelve la esperanza de un mañana mejor. El resto es anécdota.
Fuente: Infoabe