Quién es el cura mendocino involucrado en el escándalo sexual de Estados Unidos
Se llama Carlos Urrutigoity y nunca ejerció su ministerio en la provincia. El Papa Francisco lo mandó a Paraguay en 2015. Los detalles.
El resonante escándalo de abuso sexual en el que están apuntados 300 sacerdotes de la Iglesia Católica de Estados Unidos incluye a un mendocino, el cura Carlos Urrutigoity (54), quien nunca ejerció en Argentina y se lo conoce puntualmente por su radicación en Ciudad del Este, Paraguay.
Según publica el diario La Nación, Urrutigoity cuenta con una «licencia sabática» en Argentina y figura en la página 880 (son 1356) de la investigación que acusa más de 70 años de abusos sexuales a más de mil víctimas solo en el estado de Pensilvania, lo que la convierte en la más grande en la historia del país norteamericano.
Su aparición en la denuncia que sacudió al catolicismo es en el contexto de la declaración que un joven en 2003, en Pensilvania, que acusó directamente al mendocino.
«Le tenía una gran confianza y respeto, pensaba que era un sacerdote perfecto. Un día me propuso dormir juntos y cuando lo rechacé se enojó diciéndome que mi respuesta era porque ‘tenía una mala relación con mi padre'», aseguró.
Las palabras del joven identificado con el seudónimo John Doe llegaron al punto de asegurar que una noche se despertó con la mano del sacerdote Urrutigoity sobre sus genitales.
Los padres de J.D. intentaron poner al cura ante la Justicia. En un acuerdo extrajudicial el obispado terminó pagándoles 380.000 dólares. Sin embargo, 14 años más tarde, el testimonio de John fue tomando en cuenta para incluir a Urrutigoity en el informe difundido por la Corte Suprema de Pensilvania.
Fue el Papa Francisco quien ordenó trasladar a Urritigoity a la diócesis de Ciudad del Este en 2015 luego de años de acusaciones de abuso sexual.
El sacerdote, que no ha recibido sanción alguna, estaría viviendo en Mendoza, aunque ese dato no está confirmado porque pasa gran parte de su tiempo en Buenos Aires, donde estudia una carrera.
Javier Urrutigoity, abogado del cura, confió al diario La Nación: «No ha sido condenado ni sancionado, ni por la justicia norteamericana, la paraguaya o por la canónica. En la Iglesia no hubo, tampoco, ningún proceso canónico formal que pudiera resultar en sanciones eclesiásticas. Tampoco hubo acusación de abuso sexual a menores».
Se estima que debido al encubrimiento de la Iglesia, casi todos los casos de abusos detallados son demasiado antiguos para ser judicializados. Se escuchó el relato de víctimas de más de 50, 60 o 70 años, e incluso una persona de 83.
Fuente: Losandes.com