Sacale una foto…

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River volvió a darle un golpe de nocaut a Boca en un mano a mano decisivo y ganó 2-0 un partido para la historia. Los cantos, la vuelta olímpica y otro título de la mano de Gallardo.

Saltos, cantos, burbujas, gastes del folcore. River disfruta, River goza en Mendoza, en todo el país, los hinchas de todas las partes del mundo. Llueven los papelitos, los jugadores entonan los hits de la gente, Gallardo abraza a su papá para decirle que le hizo el mejor regalo de cumpleaños, Ponzio levanta la copa, el resto acompaña y después la recibe con amor. Porque este trofeo es súper especial, es una copa a un partido pero con de Boca de rodillas, golpeado, con sus jugadores mirando respetuosamente, como corresponde, la premiación. Era la zanahoria que tenían en este semestre, según el propio DT, y cómo le sacaron provecho… Felices y volviendo a entrar al campo de juego después de la medianoche, en medio de tanto canto: “Palo palo bonito palo eh, somos campeones otra vez” y otros hits de cancha anti Boca. Ya no quedaba nadie y ellos, en la intimidad, continuaban de fiesta. 

Es un momento inolvidable porque es una revancha del 76, la final perdida 42 años atrás, la única que los había tenido mano a mano. Y porque el ciclo de Gallardo sigue sumando alegrías contra Boca cuando es a todo o nada, como en la Sudamericana 2014, en la Libertadores 2015. Ahora, sin polémicas, con las dos hinchadas conviviendo, le dio otro golpe de nocaut en una situación decisiva al rival de toda la vida. Con Armani como gran figura, tapando varias sobre todo en el segundo tiempo, y con un equipo áspero, concentrado, con carácter y personalidad. Un River que, sin el nivel de otros tiempos, consciente de su realidad futbolística, lo jugó como un partido de ajedrez, intentando tapar a los talentos rivales, haciendo un partido muy táctico y apostando la efectividad para pegar, como hizo Scocco al entrar.

Corazón, mucha táctica y un 2-0 inolvidable, realmente para la historia. Para enderezar un año que venía de capa caída, demostrando que este plantel liderado por grosos como el capitán Ponzio y Maidana aparece en las paradas bravísimas como ésta, contra un Boca que llegaba más armado. River aprovechó el tempranero regalito de Cardona (penal tonto a Nacho que convirtió el Pity) y ahí bajó tensiones, jugando sin tanto nervio, con el tiempo a favor. Por momentos se metió demasiado atrás, y lo salvó Armani. Jugó concentradísimo, hizo pata ancha en Mendoza, lo ganó bien más allá de los sobresaltos. Sacale una foto a este campeón, que el domingo tendrá un Monumental repleto para seguir con la fiesta.

«El que no salta, abandonó»
Armani fue figura
“Fue una estrategia jugar mal estos dos meses”

MendozaSupercopa Boca vs RiverSuperclásicoTelam

Los festejos de River.

River Plates Enzo Perez celebrates after winning the Supercopa Argentina 2018 after defeating Boca Juniors in the final football match at Malvinas Argentinas stadium in Mendoza on March 14, 2018. / AFP PHOTO / Andres LARROVERE

Los festejos de River.

River Plates players celebrate after winning the Supercopa Argentina 2018 after defeating Boca Juniors in the final football match at Malvinas Argentinas stadium in Mendoza on March 14, 2018. / AFP PHOTO / STR

Los festejos de River.

River Plates players celebrate after winning the Supercopa Argentina 2018 after defeating Boca Juniors in the final football match at Malvinas Argentinas stadium in Mendoza on March 14, 2018. / AFP PHOTO / Andres LARROVERE

Los festejos de River.
Fuente: Olé

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