Terremoto en México: «¡No puede ser! ¡No, el mismo maldito 19 de septiembre!»
En Ciudad de México se vivieron escenas de caos por el colapso de varios edificios, que hicieron recordar el desastre de 1985
«¡Salgan! ¡Evacúen, está temblando!», gritaron varias personas dentro de un edifico en la colonia Polanco, un barrio de la Ciudad de México. El reloj marcaba las 13.14 (hora local). La estruendosa alarma sísmica que siguió al terremoto de 7,1° en la escala de Richter se escuchaba en los altoparlantes instalados en postes de toda la capital. En un segundo el horror se apoderó de millones de mexicanos.
«No puede ser, no el mismo maldito día. ¡No el 19 de septiembre!», exclamó un hombre, que corrió despavorido por el intenso movimiento de casas y postes. A su mente se le repetían las imágenes del mortífero terremoto de 1985, hace exactamente 32 años, que asoló a la capital mexicana.
«Este edificio se mueve horrible. Que salgan todos. ¡La pared se rompió, se va a caer! ¡Dios mío, la gente!», gritó una mujer mientras grababa, con su celular, cómo se desplomaba una edificación de cuatro pisos en la zona centro.
«¡Oh mi Dios! Esto es lo más espeluznante que viví», exclamaron decenas de turistas mientras sus botes en los canales de Xochimilco se movían con muchísima fuerza, a punto de voltearse, por el movimiento del agua.
Después de unos 30 segundos, que parecieron eternos, el movimiento telúrico cesó, pero para millones de personas apenas empezaba la pesadilla: una que ya habían vivido un 19 de septiembre. Aquel día de 1985 ocurrió otro terremoto que estremeció a la capital, con una magnitud de 8,1. Unas 10.000 personas murieron.
Transcurrieron menos de 15 minutos después del sismo y cientos de ciudadanos de la capital comenzaron a reportar con videos y fotos imágenes de casas, escuelas, edificios y otras estructuras colapsadas. Todo quedó cancelado en la capital: vuelos, clases y trabajos.
El tránsito se paralizó por la cantidad de autos en las calles, convertidas en un caos. Muchos decidieron regresar a sus hogares, pero otros prefirieron trasladarse a las zonas más golpeadas.
«¡Necesitamos ayuda, colapsó un edificio en la colonia del Valle!». «Vengan con palas y picos, necesitamos sacar a la gente que está atrapada debajo de los escombros», eran algunos de los pedidos a través de las redes sociales.
Cientos de personas que llegaron a las estructuras derrumbadas formaron cadenas humanas para remover de mano en mano los escombros. «¡Guarden silencio!, ¡Cállense!», gritaban los rescatistas cuando escuchaban, bajo los muros colapsados, algún grito desesperado de ayuda . «¡Aquí, auxilio! ¡Estoy aquí!», se escuchaba. Las plegarias obligaban a los voluntarios a intensificar la remoción de piedras y fierros.
Por la tarde, la mayor parte de la atención se centró en la escuela primaria Enrique Rebsamen, en la zona sur de la capital. Los muros del colegio se derrumbaron y algunos alumnos quedaron atrapados. Transcurrían los minutos y la esperanza de encontrar sobrevivientes disminuía, pero cuando regresó la señal de Internet en esa zona los alumnos empezaron a mandar mensajes por WhatsApp a sus familiares. Las labores de rescate se intensificaron en ese lugar.
Carlos Mendoza, de 30 años, ayudó a remover escombros y auxiliar en el rescate de víctimas en uno de los edificios derrumbados en la colonia Roma. Cubierto de polvo, dijo que llevaba tres horas trabajando y había logrado sacar a dos personas vivas. «Es muy triste.»
Fuente: Lanacion