Estiman que entre el 2003 y el 2015 se habrían pagado más de US$ 20 mil millones en coimas

Un ex perito de la Corte y dos académicos hicieron cálculos teóricos sobre los porcentajes de los sobornos que confesó el ex presidente de la Cámara de la Construcción Carlos Wagner.

El presidente Mauricio Macri estimó el jueves que por la ineficiencia, la corrupción y el despilfarro el Estado argentino “perdió 200 mil millones de dólares”  durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner y abrió la polémica. ¿Cómo medir el nivel de la corrupción en la época K a la luz de la causa de los cuadernos de las coimas y otras causas de corrupción? Es muy difícil.

Primero porque las pruebas que llegan a la Justicia son solo la punta del iceberg porque la mayoría están protegidas por un pacto de silencio del que participan empresarios y funcionarios. Y segundo porque todas las cifras en danza hablan de dinero negro que iba, una parte a los bolsillos de los funcionarios, y otra para el financiamiento ilegal de las campañas electorales.

La corrupción es un fenómeno estructural en la Argentina y anterior al 2003, pero el caso de los cuadernos permitió por primera vez en la historia conseguir confesiones de parte de los empresarios arrepentidos.

Ante el debate, el presidente de Contadores Forenses, Alfredo Popritkin, hizo una estimación que abarca todo el “Sistema de Defraudación de Fondos Públicos” de los tres gobiernos kirchneristas”. “Llegamos a una estimación prudencialmente calculada de 20.000 millones de dólares recibidos en coimas”, afirmó. Otra conclusión de su estudio es que “todas las áreas o cajas recaudatorias tuvieron diseño y ejecución bajo la órbita del Ministerio de Planificación a cargo de Julio De Vido”. Hoy resulta paradójico que en el 2008, la diputada Elisa Carrió había calificado de “cajero de Kirchner” a De Vido, quien le respondió con un juicio por calumnias en injurias.

Popritkin dijo que “es razonable pensar que De Vido habría recibido beneficios ilegales por una suma próxima a los 100 millones de dólares”.

«Tenemos información de varias inversiones que realizó mediante testaferros (que se podrían conocer en los próximos meses) por sumas que oscilan entre 5 y 10 millones de dólares, lo cual hace verosímil el beneficio individual de 100 millones de dólares de Julio De Vido”, agregó.

En un estudio publicado en el diario Perfil, los profesores de la UBA y el CONICET, Ariel Coremberg y Martín Grandes, hicieron otra estimación sobre cuánto habrían sido las coimas entre el 2003 y el 2015. “Suponiendo que las coimas hayan sido de solo el 20% de la obra pública y suponiendo un promedio de 3% del PBI en inversión pública por año, la corrupción habría costado en una década un 6% del PBI actual, alrededor de US$ 36 mil millones de dólares, equivalente al déficit fiscal total de hoy”, señalaron los académicos.

Según un estudio del economista Federico Muñoz, el ministerio de Planificación de De Vido manejó, por lo menos, en doce años, 143 mil millones de dólares. Esa cifra equivale al total de las exportaciones de Brasil en el mismo período de tiempo. Esta cifra incluye todo tipo de contratos públicos, no solo las obras públicas a las que se refieren los estudiosos del CONICET.

Todas estas estimaciones se basan en los porcentajes que revelaron que pagaron los empresarios arrepentidos ante el juez Claudio Bonadio en la causa de los cuadernos de las coimas. El ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Carlos Wagner confesó que entregaba como sobornos la totalidad del “anticipo financiero” que le daba el gobierno K , deducidos impuestos. Ese anticipo era “entre el 10 y 20 por ciento del precio de las obras”. Wagner explicó que si no había anticipo, “se pagaba el mismo porcentaje en los primeros tres certificados de avances de obra”. Y luego, “el mismo porcentaje se pagaba para todos los adicionales o modificaciones de obra”.

Por su parte, el constructor Aldo Roggio dijo que pagaba como retorno “el 5 por ciento de los subsidios al transporte público”. Estas cifras son en general. Pero vemos que quedó registrado en los cuadernos de las coimas.

Si bien la causa de los cuadernos es una «bitácora» de «cinco cajas» de recaudación que manejaba De Vido, por ahora, el fiscal Carlos Stornelli y Bonadio estiman que las anotaciones del remisero Oscar Centeno revelan el pago de 200 millones de dólares en coimas entre 2004 y 2005.

Veamos las principales. En la causa, el dueño de EMEPA Gabriel Romero en su confesión afirmó que pagó sobornos por 3,5 millones de dólares al entonces secretario de Transporte Ricardo Jaime. Además, Romero -que es el socio principal de Hidrovía S.A.- aseguró que abonó otros 600.000 dólares por el decreto de Cristina Kirchner del 2010 que amplió la concesión de la hidrovía hasta el 2021. A su vez, las empresas que tenían la concesión de los corredores viales pagaron 7,5 millones de dólares entre 2003 y 2007, según declaró el extitular del Occovi Claudio Uberti. Otra “contribución», esta vez de 900 mil dólares, abonó Techint para que los kirchneristas mediaran ante Hugo Chávez a fin de que dejaran salir a sus técnicos e ingenieros luego de la violenta expropiación de la siderúrgica SIDOR.

Este circuito nos lleva a otra pregunta. ¿Dónde fue a parar esa plata? No se sabe. Pero la Unidad de Información Financiera (UIF), que dirige Mariano Federici, informó a Bonadio que el ex secretario privado de los Kirchner, Daniel Muñoz, hizo inversiones en Miami por 65 millones de dólares. Muñoz fue el principal receptor de los bolsos que recogía Roberto Baratta en el Toyota de Centeno. Esta fortuna de Muñoz lleva a los investigadores a otra pregunta: ¿Kirchner les daba una parte a sus colaboradores o éstos le robaban? Se sabe de la avaricia del ex presidente y de sus quejas a los bolseros pero es una pregunta difícil de contestar. En los cuadernos, Baratta le dijo a Centeno que Kirchner “siempre quería más” y que él solo “puchereaba” con restos del contenido de los bolsos.

También, parte de estos sobornos fueron a financiar las campañas electorales kirchneristas a nivel nacional, provincial y municipal. Según los datos guardados en el pendrive secuestrado en la casa del secretario del ex jefe de gabinete, Juan Manuel Abal Medina, Martín Larraburu, se distribuyeron otros 70 millones de dólares. Solo las eventuales confesiones de financistas como Ernesto Clarens o los arrepentidos de Odebrecht darán más precisiones sobre la ruta internacional de estas coimas.

Fuente: Clarín

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