Nació en prisión, tiene 36 años y ya pasó por 20 cárceles: «No tengo nada, no soy nadie»
Matías Fuentes relata su terrible historia de reincidencia, desde sus robos de niño para que coman sus hermanos a no poder acceder a un trabajo ni a documentación.
Matías Fuentes nació en la cárcel de Ezeiza: su mamá había caído presa por robo. Su ‘juguete’ a los 3 años, dentro del pabellón, era una reja que crujía y hacía ruido. El auto de juguete, que arrastraban con un hilito, era un candado.
Hoy, con 36 años, ya pasó por 20 cárceles por distintos delitos, tuvo 8 condenas y contabiliza más de 21 años tras las rejas. Matías Fuentes asegura que volvía a reincidir porque no podía conseguir trabajo para reinsertarse, lo que se agravaba al no tener documento de identidad desde hace 20 años.
Resume entrevistado por Periodismo para Todos (El Trece TV): «Soy un fracaso, no valgo la pena, no vale la pena seguir viviendo. No tengo nada, no soy nadie (…). Reincido porque no hay trabajo ni ayuda de la Justicia ni del Patronato de Liberados«.
«Estuve en la cárcel hasta los 5 años. Me sacaron y me llevaron a un colegio de monjas. Mi mamá, que luego recuperó su libertad, me hacía robar al principio en un mercado, como yogures, leche, para mis hermanitos. Yo tenía la obligación de traer plata a mi casa, porque sino no dormía adentro», afirmó Fuentes desde la cárcel.
Contó que su mamá había armado una banda dentro de su familia y con chicos de la calle. Siguió: «A los 12 años empezó mi vida delictiva. Sacábamos información de propietarios y la pasábamos. Mi mamá me decía: ‘Si caés preso no tenés mamá, no tenés dirección ni teléfono’. Por eso mi dicho era: ‘Vivo en la calle'».
Matías Fuentes relató que a los 18 años cayó preso por primera vez. Al salir intentó conseguir trabajo, pero no pudo. «Al tener antecedentes se te complica. Al salir anduve golpeando puertas, pidiendo trabajo, con guantes para que no se me vieran los tatuajes, pero tuve que recurrir de nuevo a robar. En todas las oportunidades fui a buscar trabajo«. Entre esos delitos, estuvo el de secuestro de una chica.
«Lo único que tenia en mi vida era mi pasado que me hizo mierda. Nada más. Y el dolor, el resentimiento y el rencor. Acá estoy con una condena de 5 años y dos meses. El 28 de octubre del 2018 me voy cumplido. Yo pasé por un montón de cosas: drogas, psiquiatra, esto, aquello, jamás pude salir del mi pensamiento: ‘Soy una mierda, soy una porquería, soy un fracaso no valgo la pena, no vale la pena seguir viviendo. No tengo nada, no soy nadie», afirmó.
Y cerró: «Acá no vas a cambiar a una persona porque le des más años, peor sale: acá se trata de que vos mandes a la persona con los años que le correspondan con su delito y con la ayuda para poder revertir su situación y que salga con un pensamiento distinto».
Fuente: Clarín